2 de abril de 2010

From the ashes, reborn!

Y si, acá con la amiga Mariana estábamos discutiendo acerca de Blogs y decidí que era hora de reavivar este :P
3 publicaciones, nada interesante... Es hora de ponernos al día!

Historia de Transfondo
Ya vendrán explicaciones acerca de esto, por ahora leer...

En el inicio de los tiempos solamente existía la tiniebla primordial. Desde las profundidades emergió un ser supremo, absoluto; superior al bien y el mal, a la luz y la oscuridad. De las tinieblas emergió Tupã.

Su colosal presencia desgarraba las tinieblas a medida que emergía, con él se estableció el balance. Había tanta luz como oscuridad.

Tupã observó el balance dual de su creación y pensó que debía otorgarse esto a sí mismo, y por ello de su propia alma creó a Arasy, quien sería su eterna compañera. Arasy, cuyo nombre mismo significa “Madre Celestial”, fue encomendada con la vigilancia del firmamento.

Ambos embriagados de amor, decidieron que el universo era un lugar demasiado grande como para ser habitado solamente por ellos dos, así que decidieron tener hijos.

Una brillante esfera azul se asomó por las cercanías y decidieron que sería la morada perfecta. Bajaron del firmamento y descendieron sobre la colina de Arigua.

Crearon todo lo que se conoce. Ríos, montañas, lagos, bosques… Animales voladores, terrestres, acuáticos. En todo esto reflejaron la belleza deseada por sus almas, pero Tupã seguía insatisfecho.

A orillas de un lago su rostro brillante se encuentra mirando a su propia imagen. En ese momento se percata del motivo de su insatisfacción. Necesitaba recrearse a sí mismo.

Tomó un poco de arcilla de la orilla del lago, la mezcló con sus aguas y varios materiales. Zumo de Ka’aruvicha, para brindarle sabiduría; sangre de Yvyja’u, la que correría por sus venas; hojas de Mimosa, que proveían el sentido del tacto y carne de Ambu’a, que le daría flexibilidad.

De esa mezcla surgieron dos figuras, una con el aspecto de Tupã y otra con el de Arasy. Las dejó secarse ante la luz de Kuarahy, el sol. El tiempo se detuvo; solo Tupã y Arasy podían moverse en el limbo de la creación. Un solo soplo de cada uno de estos seres insufló vida a las dos figuras.

Hombre y mujer habían sido creados.

El hombre primordial: Rupave, padre de la raza Americana, y la mujer primordial: Sypave, madre de la raza americana. Rupave fue encomendado con el liderazgo de la humanidad y con la misión de crear un pueblo fuerte y noble. Le fue entregado en fruto de Mbokaja, el cocotero. Sypave fue encomendada con el cuidado de los pequeños descendientes de la pareja y con la tarea de proteger la tierra en la que habitaban. Se le otorgó el fruto de Arasa, la guayaba.

Pero Rupave y Sypave no fueron la última creación de los dioses en la tierra. Otorgaron una libertad excepcional a estos dos; podrían hacer prácticamente lo que quisieran. Para que no se les olvide esto, Tupã creó a Angatupyry, el espíritu del bien y a Tau, el espíritu del mal.

La última acción de Tupã en este proceso de génesis fue recitar una profecía.

“Del mar llegarán, los vientos los traerán. No son dioses de nadie, no se dejen engañar. Respeto deben exigirles y a ellos respetar. Serán los que traerán un cambio a estas tierras. Son los Karaive”

Dicho esto se retiraron del mundo. La naturaleza estalló en colores y emoción. El universo volvió a girar en su eterna órbita.

Cumpliendo con la encomienda de Tupã, Rupave y Sypave tuvieron hijos.

Entre los varones el primero en nacer fue Tume Arandu, el gran sabio.

El segundo fue Marangatu, el bondadoso.

El tercero fue Japeusa, el que hacía las cosas al revés.

Tuvieron también muchas hijas, unas pocas fueron destacadas:

Guarasyáva, la nadadora; Tupinamba, la poderosa; Yrãséma, la música; y Porãsy, la bella.

Pasaron los años… Los hermanos se establecieron en los valles de la colina de Arigua y establecieron su pueblo en paz.

Luego de asentarse en Arigua el pueblo de Rupave y Sypave prosperó. Se establecieron varias távas o aldeas, y cada una era liderada por un Mburuvicha o cacique. La gente trabajaba y obtenía de la tierra lo que necesitaba para su subsistencia, respeta a los animales y las plantas como iguales; pero por otro lado, había quienes ansiaban un mayor poder…

Con el paso del tiempo los hijos de la pareja primordial fueron creciendo. Tume Arandu se convirtió en el más sabio de todos. Conversaba con el pueblo, y el pueblo oía sus enseñanzas. Marangatu por su parte tuvo una hija, a quien crió con su característica bondad y buena voluntad. Su nombre era Kerana, la durmiente. Todos los días se pasaba en sueños, despertando meramente para que los demás puedan admirar su belleza.

Guarasyáva nadaba en los ríos a gran velocidad, esquivando todos los obstáculos que se le presentaban en el camino. Tupinamba corría en los montes y luchaba contra animales feroces con su fuerza sin par para llevar comida a su gente. Yrãséma cantaba canciones melodiosas y tocaba música sin igual con su guitarra de porongo.

Y por último, Japeusa, seguía con sus acciones inversas. Siempre hacía todo mal. Todo mal incluso en un fatídico día, cuando su hermana Yrãséma cayó en cama enferma, enferma por tanto cantar algunos dicen. Su madre, Sypave, lo mandó a buscar plantas medicinales para aliviar el sufrimiento de la joven, pero Japeusa en su más clásico comportamiento trajo plantas venenosas, con las cuales selló para siempre el destino de su hermana.

Las notas que salían de su garganta nunca más volverían a sonar.

Avergonzado por sus acciones Japeusa huye de la aldea.

Tume Arandu en su infinita sabiduría pronuncia la voluntad de Tupã a la tribu, y ordena que se entierre a la joven en un tyvy, su tumba. Tupã encomienda al pueblo dar su propio tyvy a cada habitante de la tribu. De todas formas, esto era algo nuevo para todos. Era la primera vez que alguien de la aldea fallecía.

Con las palabras que le eran características, Tume ordenó que nadie persiga a Japeusa por lo cometido, ya tendrá suficiente con su propia conciencia.

Yrãséma tenía un gua’a, papagayo, que le había regalado su novio Jahari. El mismo animal fue quien avisó al muchacho de la muerte de su amada. Corriendo se dirige a la aldea.

Mientras esto sucedía la tribu encontró unos huesos en la playa, los huesos de Japeusa… Los dioses habían impuesto un castigo sobre él por sus acciones. De pronto algo empieza a moverse entre esos huesos. Un animal pequeño y redondeado empieza a caminar de costado, de manera diferente a todos los otros animales. A través de ese gesto característico supieron que Japeusa no había muerto, simplemente había adquirido una nueva forma. Un cangrejo.

Al llegar Jahari a la aldea, se encuentra desconsolado ante la tumba de su amada. Canta una canción a la joven y su cuerpo acompaña el destino de Yrãséma.

A pesar de la muerte de Yrãséma, la vida en la aldea continúa. Había quienes seguían las instrucciones de los dioses como se les había pedido, pero también estaban aquellos que deseaban algo más.

La gente de Tavapy, la primera aldea, de donde era nativo Jahari, quedó muy consternada por este acontecimiento reciente. La muerte era algo nuevo, para muchos interesante.

Entre los de Tavapy se creó el Cónclave. Una sociedad secreta dedicada a investigar a la muerte y a las fuerzas que rigen a la existencia humana. Tomaron el manto de la obscuridad y se hicieron llamar “Paye”.

Los paye descubrieron que la muerte estaba asociada con el mal en muchas ocasiones. La gente podía matar simplemente por venganza y odio, como lo hicieron los allegados de Jahari.

Guaykuru era el nombre que se daban estos. Al morir Jahari quedaron con un gran resentimiento hacia la familia de Japeusa e Yrãséma, y todo su pueblo. Así entonces formaron una alianza con los Paye y enviaban a asesinos a las aldeas.

Los Asesinos proveían de más muertos y los Payes otorgaban conjuros con los que ellos se hacían fuertes. Fueron juntando cadáveres para un propósito obscuro.

Invocaron a Tau, el espíritu del mal, para buscar venganza y castigar a todos los que fueron responsables por la muerte de Jahari.

Tau llegó al mundo en un vórtice lleno de almas caídas, apareció con la forma de un monstruo del averno. Se presentó ante los paye y allí les comentó que había estado observando todo desde el plano que habitaba y ya tenía una idea de cómo proceder.

Kerana, la hija de Marangatu era de su interés…

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